Tras los intensos preparativos y de la etapa prólogo que marca el orden de salida de los pilotos en las distintas modalidades arrancaba la carrera con sus dos primeras etapas: la primera entre Jeddah y Bisha y la segunda entre Bisha y Wadi Ad-Dawasir

Los protocolos de la COVID-19 han cambiado notablemente las costumbres en el Dakar, comenzando por las comidas, siendo la organización de carrera la que sirve a cada uno de los miembros de los diferentes equipos la comida, en bandejas individuales, eliminando el modo buffet que se estilaba hasta la fecha, evitando de esta manera el contacto entre los diferentes participantes, además de restringir el número de personas por mesa a un máximo de 3, no pudiendo estar nunca unas en frente de las otras y levantando muros que separan la estancia en diferentes comedores, para ayudar más si cabe a mantener la burbuja entre todos ellos.

La zona destinada al fuego de campamento que se encenderá por la noche, es el lugar de encuentro de los pilotos al final de cada jornada, en el que se agradece el calor de la hoguera, porque la verdad es que las noches aquí son bastante fresquitas, en gran parte por la altitud a la que nos encontramos.

Junto a la hoguera se encuentra una pantalla de televisión de grandes dimensiones, que es la zona de “briefing” que se activa cada día a las 20:00 horas para informar a todos los equipos participantes de toda la información relativa a la etapa de la siguiente jornada.

Al contrario de lo que nos encontrábamos en los primeros días en el parque cerrado de Jeddah, la zona de trabajo cambia totalmente encontrándonos con una superficie de arena, sustituyendo la firmeza del suelo asfaltado, lo que nos indica por otra parte que ¡ya estamos inmersos en pleno Dakar!

La principal diferencia que me estoy encontrando con los anteriores Dakar en los que he competido hasta la fecha es la total ausencia de público en el recorrido de la carrera.

En Sudamérica la presencia de aficionados en la carretera siguiendo la carrera era brutal, pero la perfecta organización de la carrera y sus protocolos de seguridad por la COVID-19 obligan a que se de esta circunstancia, que por otra parte hace que se devuelva toda la esencia original a la carrera, ya que la presencia de público en el recorrido ayudaba enormemente a los pilotos a la hora de orientarse en el desierto, facilitándoles mucho las cosas, mientras que en esta edición, la navegación vuelve a ser pura, como lo fue en su primera etapa en África.

El recorrido recuerda mucho más a los orígenes del Dakar, con recorridos más áridos y con pequeñas sabanas, en contraposición a lo que te encontrabas en Argentina, Chile o Perú, donde gran parte del recorrido venía marcado por una extensa vegetación.

Al término de cada jornada los operarios trabajan a fondo para preparar los vehículos de cara a poder afrontar la siguiente e intensa jornada. Es un trabajo intenso que se realiza en el taller por la noche y que se complica como es lógico por la llegada de la carrera a zonas con arena suelta. Todo se monta y desmonta cada día y en este nuevo rol que tengo en el Dakar, intento aportar y ayudar a FN Speed Team en todo aquello que necesita el equipo para mantener la competitividad de todos sus pilotos.

Imagen de FN Speed Team

Estoy aprendiendo muchísimo a través del programa Academy de FN Speed Team sobre el mundo del buggie, además de que estamos todo el equipo gratamente sorprendidos por el excelente rendimiento que están ofreciendo estos vehículos en su paso por la arena.

Los vehículos llegan a el vivac muy llenos de polvo y poco a poco ya hay vehículos que no consiguen completar el recorrido y se quedan por el camino. Destacar las medidas de seguridad de los buggies y el trabajo de los mecánicos que son quienes trabajando duramente en la sombra durante toda la noche, para hacer la vida más fácil a los pilotos, dejando todos los vehículos como nuevos y preparados para seguir compitiendo al día siguiente.

CLASIFICACIONES DEL DAKAR